El 20 de septiembre terminó el plazo de alegaciones al Proyecto de Real Decreto XX/2025, con el que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación pretende regular las medidas de gestión de los recursos pesqueros. Desde entonces, silencio. Nadie sabe aún si el texto se aprobará tal cual, si se modificará o si se abrirá una negociación real con el sector.
Lo que sí está claro es que el borrador, tal y como está planteado, supone un riesgo enorme para la pesca recreativa y la náutica de recreo. El error de fondo es evidente: mezclar en una misma norma la pesca profesional y la recreativa, como si fueran lo mismo. Y no lo son.
Un error de concepto con consecuencias reales
La pesca industrial mueve toneladas; la recreativa, como mucho, unas piezas para autoconsumo o para completar la experiencia turística. Meterlas en el mismo saco normativo no es un tecnicismo, es una trampa: cualquier limitación diseñada para la flota comercial acaba arrastrando a los aficionados y a quienes trabajan alrededor de ellos.
El corazón de la pesca recreativa, en el punto de mira
El borrador apunta a restringir precisamente las especies más habituales: pulpo, lubinas, besugo o atunes. Son las que sostienen la pesca desde costa y embarcación, las que llenan las jornadas de los charters y las que motivan al turista a reservar un día de mar. Si esas especies caen, el sector entero se resiente.
Los charters de pesca (lista 6) y recreativos quedarían sin atractivo. Y tras ellos, la cadena completa: tiendas, fabricantes de material, clubes, puertos deportivos, formación de PPER y guías profesionales.
Un sector invisible en la memoria del decreto
Lo más grave es que el proyecto no mide el impacto socioeconómico de la pesca recreativa. No hay cifras sobre empleo, ni sobre gasto turístico, ni sobre el valor cultural y social que aporta. Y sin esos datos, se legisla a ciegas.
La realidad es otra:
-
Turismo y charters: miles de visitantes nacionales y extranjeros contratan salidas de pesca cada año.
-
Comercio especializado: tiendas, marcas y artesanos locales viven de la demanda de cañas, carretes, señuelos y electrónica.
-
Clubes y puertos deportivos: organizan competiciones, dinamizan la vida marítima y generan comunidad.
-
Formación y titulaciones: sin sector, nadie se forma ni invierte en convertirse en guía o patrón.
Todo eso quedaría en entredicho si el decreto se aprueba sin cambios.
Lo que se pide es sencillo
El sector no discute la necesidad de cuidar el recurso. Lo que reclama es que se haga con proporcionalidad y sentido común:
-
Una norma específica para la pesca profesional.
-
Otra, independiente, para la recreativa, con datos científicos y socioeconómicos propios.
-
Una mesa técnica con participación real del sector para diseñar medidas eficaces y equilibradas.
El momento clave
Con el plazo de alegaciones cerrado, la pelota está en el tejado del Ministerio. El sector ha hablado, ha presentado argumentos y ha señalado lo que está en juego. Ahora toca esperar si el Gobierno escucha o si decide aprobar el texto sin cambios.
Lo que está en juego no es una afición menor, sino una actividad que mueve turismo, comercio y cultura marítima. Si el Real Decreto XX/2025 sale adelante tal cual, el daño será irreparable.
La diferencia entre conservar y prohibir a ciegas puede decidir el futuro de miles de familias y negocios costeros. Y todo por un error básico: confundir a quien pesca por ocio con quien pesca por toneladas.
Defiende la pesca recreativa: no al borrador del Real Decreto XX/2025
¿Tú cómo lo ves? ¿Crees que el Ministerio escuchará las alegaciones o irá por la vía rápida? Cuéntalo en los comentarios.
¿Te interesa? Mira esto:
Comparte este artículo