Soy pescador retirado y no entiendo por qué ahora nos multan por llevar pescado a casa. Te cuento lo absurdo de esta norma.

Lo que toda la vida fue normal, hoy es motivo de multa

Llevo toda una vida en la mar. He visto temporales, jornadas que empiezan de madrugada o de noche y acabas molido, y muchas veces, lo único que te alegraba el día era pensar en el pescado que te ibas a llevar a casa para compartir con la familia. Pues ahora, eso está prohibido.

Así, tal cual: si un pescador profesional se lleva un par de piezas para comer, aunque sea para freírlas con su mujer o regalárselas a su madre, puede acabar multado como si fuera un contrabandista. ¿Y sabes lo peor? Que no importa si era para vender o no. Solo con tenerlo ya te pueden sancionar.


¿Qué dice la ley?

Lo sé porque lo he vivido, y porque he visto cómo compañeros han sido sancionados por llevarse pescado “para casa”. Según la normativa actual:

  • Todo el pescado capturado por un profesional tiene que pasar por la lonja.

  • Se debe registrar, pesar y subastar, como si todo fuera para vender.

  • No puede haber “desvíos” ni una sola pieza que no esté declarada.

  • Si te pillan con pescado fuera del circuito oficial, da igual si lo ibas a cocinar o a regalar: te cae una infracción.

No hace falta que demuestren que lo ibas a vender. Ellos asumen que cualquier pescado no declarado es ilegal. Y punto.


Multas por llevarte el pescado que tú mismo has capturado

El castigo depende del caso. Puede ser desde una sanción leve, si te llevas un par de piezas sin declarar, hasta una infracción grave si creen que hay intención de comercializarlo.

  • Las multas pueden ir desde 60 euros hasta los 60.000.

  • También te pueden quitar puntos del censo pesquero.

  • Y si reincides, incluso te pueden retirar la licencia.

Así están las cosas: por un puñado de pescado, te pueden dejar sin poder volver a faenar.


¿Y si lo compro en la lonja? ¿Tiene sentido?

Algunos patrones tienen la opción de comprar su propio pescado en la lonja, declararlo y llevarlo a casa con factura. Pero vamos a ver… ¿de verdad tiene sentido que uno tenga que pagar por algo que ha capturado con sus propias manos?

Es como si un panadero tuviera que pagar por llevarse una barra de pan hecha por él mismo. Es ridículo, pero es legal. Si lo haces así, no te multan. Si lo haces como se ha hecho toda la vida, sí.


¿Y los pescadores recreativos?

Aquí viene otra contradicción. Un pescador recreativo puede llevarse pescado a casa mientras cumpla con las tallas y cantidades. Puede sacar lubinas, doradas o calamares sin problema.

Pero un profesional, que ha pasado la noche en alta mar, que tiene que cumplir cuotas, tallas mínimas, días de parada biológica, papeleo y revisiones, no puede llevarse ni una mojarra sin declararla. Una barbaridad.


Compartir el pescado siempre fue lo normal

Durante años, al llegar a puerto, se repartía algo del pescado entre los marineros. No se hacía por negocio, se hacía por tradición, por agradecimiento, por hambre muchas veces.

Ahora todo eso es ilegal. Y no porque hiciera daño al mar, sino porque las normas están hechas desde un despacho, sin tener ni idea de lo que es la vida en el barco.


Un sistema que no protege al mar, castiga al pescador

Este control no mejora la sostenibilidad ni la trazabilidad. No evita que otros hagan trampas a gran escala. Lo único que hace es criminalizar al trabajador del mar, al que ya bastante tiene con aguantar el temporal, el gasoil por las nubes y los intermediarios comiéndose el margen.

Que tengas que esconder dos pescados en la mochila como si llevaras droga, es una vergüenza. Y que eso pase con normalidad, todavía más.


¿Qué solución habría?

No pido barra libre. Bastaría con permitir que cada profesional pueda llevarse un pequeño porcentaje de la pesca declarada, como autoconsumo. Una nota simple, una norma con sentido. Como hacen en otros países.

Así evitaríamos el teatro de tener que comprar en la lonja lo que tú mismo has pescado, y se acabaría esta persecución absurda al que solo quiere cenar con su familia lo que ha sacado del mar.


En resumen

Multar a un pescador profesional por llevarse pescado a casa es una barbaridad que no tiene pies ni cabeza.
Es convertir en ilegal una costumbre de siempre.
Es desconectar al pescador de su propio oficio.
Y todo, en nombre de una trazabilidad que solo sirve para castigar al de abajo, mientras los grandes siguen haciendo lo que quieren.


Te interesa? Mira esto: La nueva normativa europea de arrastre: otro golpe al pescador profesional