Cambian las reglas, pero siempre perdemos los mismos
Después de toda una vida en la mar, uno ya ha visto de todo. Pero lo de ahora, con las nuevas normas que quiere imponer Europa a la pesca de arrastre, roza lo insostenible.
Ya no solo no puedes llevarte ni un pescado para casa, como contaba en el otro artículo, sino que ahora si no adaptan el barco a sus nuevas exigencias, les reducen los días de faena a una miseria.
Les exigen más inversión, más papeleo, más controles… pero los que viven del mar siguen dependiendo de lo que capturan, y cada vez es más difícil ganarse el jornal.
¿Qué quiere imponer la Unión Europea?
Según han acordado en Bruselas, a partir de 2025 se aplicarán nuevas restricciones a la pesca de arrastre en el Mediterráneo. Aquí te lo resumo claro:
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Reducción drástica de los días de pesca: si no cumples con los requisitos, te limitan a solo 27 días al año, frente a los 130 actuales.
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Nuevas exigencias técnicas: cambiar redes, instalar puertas voladoras, implementar vedas, mejorar sistemas de control.
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Condiciones para recuperar días de faena: si adaptas el barco con medidas sostenibles, podrías conservar los días actuales… pero eso cuesta dinero. Mucho dinero.
Lo más grave no es que quieran cuidar el mar, que eso lo queremos todos. Lo grave es que las exigencias llegan de golpe y sin tener en cuenta lo que puede asumir un pequeño armador.
¿Cuánto cuesta adaptarse a la nueva normativa?
Te lo digo con cifras reales, que están saliendo en los medios:
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En la Comunidad Valenciana, cada barco tendrá que invertir unos 12.500 euros solo para cambiar las redes.
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Algunas embarcaciones necesitarán más de 60.000 euros para adaptar equipos completos (según la Cofradía de Castellón).
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En total, se calcula una inversión de más de 3 millones de euros solo en esa región, para que más de 200 barcos puedan seguir faenando.
Y eso sin contar el tiempo de parada mientras haces las reformas, los permisos, la burocracia… ni la incertidumbre de si te van a aceptar el cambio a tiempo.
¿Y si no te adaptas?
Aquí no hay medias tintas. Si no haces los cambios, las consecuencias son duras:
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Te reducen automáticamente los días de pesca a 27 al año. Eso no da ni para pagar el gasoil.
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Puedes quedarte sin ayudas ni subvenciones.
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Multas por incumplimiento de normativa.
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Y lo peor: te empujan directamente al cierre.
¿De verdad alguien cree que se puede mantener una embarcación con 27 días de trabajo al año? Es como decirte que vivas de aire.
¿Quién paga todo esto?
Según la Generalitat Valenciana, se van a cubrir el 100% del coste del cambio de redes, algo es algo. Pero ojo: eso no incluye el resto del equipamiento, ni compensa las jornadas perdidas, ni el papeleo que viene detrás.
Además, existen ayudas del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA), pero ya sabemos cómo funciona eso: muchos papeles, plazos eternos y dinero que muchas veces llega tarde o no llega.
¿De verdad esto protege el mar?
A estas alturas, uno ya duda. Claro que hay que cuidar el mar. Nosotros, los que vivimos de él, somos los primeros interesados en que no se agoten los recursos. Pero las medidas deben tener sentido común y aplicarse de forma progresiva y justa.
Imponerlo todo de golpe, sin un plan real de transición, solo consigue expulsar a los pequeños y dejar sitio a los grandes.
En resumen
La nueva normativa europea sobre pesca de arrastre no solo es dura, es desequilibrada.
Con estas medidas, el futuro para muchos pescadores queda cada vez más en el aire.
Si no hay voluntad política de adaptar estas normas a la realidad del sector, muchos barcos no llegarán al final del año.