El agua se fue... pero el abandono se quedó
A finales de octubre de 2024, la DANA arrasó buena parte de la Comunidad Valenciana. Llovió como nunca, sí, pero lo que ha pasado después —o más bien, lo que no ha pasado— es lo que realmente indigna. Porque a seis meses del desastre, hay familias sin ayudas, negocios cerrados, pueblos atascados en barro… y políticos que ya no pisan las zonas afectadas.
Una vez más, cuando la cámara se apaga, el pueblo se queda solo.
Comercios cerrados, ayudas que no llegan y facturas que no perdonan
Paiporta fue uno de los pueblos más castigados. Más de 8.000 negocios afectados. Hoy, un tercio sigue con la persiana bajada, y se calcula que entre un 20 % y un 25 % no volverán a abrir jamás. ¿Por qué? Porque las ayudas llegan tarde, si llegan. Porque el papeleo es un infierno. Y porque mientras tanto, los autónomos tienen que seguir pagando luz, alquiler y seguridad social.
La Generalitat dice que ha movilizado más de 2.300 millones de euros. Pero en la calle, lo que se escucha es otra cosa: “A mí no me ha llegado ni un duro”.
Los niños en barracones y las calles llenas de escombros
En Algemesí, los colegios CEIP Carme Miquel y Sant Josep quedaron tan destrozados que los críos llevan medio curso dando clase en barracones. La DANA dejó más de 59.000 toneladas de porquería que todavía se están retirando. ¿Estamos en Europa o en un país dejado de la mano de Dios?
Cheste, aislada durante días, sin luz ni teléfono
En Cheste no solo se inundaron calles y casas. El pueblo entero quedó aislado, sin electricidad, sin cobertura, sin internet. Nadie llegaba. Nadie salía. El circuito Ricardo Tormo también sufrió daños, pero como es un sitio con focos y cámaras, ese se arreglará pronto. Las casas de la gente... ya veremos.
Una alerta que no llegó… hasta que ya era tarde
Esto es lo más grave: la alerta de emergencia oficial llegó a las 20:11, cuando todo estaba ya inundado. ¿Por qué no se avisó antes? Porque, según un técnico del Centro de Mando, la consellera de Justicia, Salomé Pradas, exigió que nada saliera sin su visto bueno.
Así de claro: mientras el agua entraba en las casas, alguien estaba revisando si se podía mandar el mensaje o no. ¿Y el resultado? Seis ancianos murieron en una residencia de Paiporta. Murieron porque nadie los avisó. Esto no es una negligencia, es una vergüenza.
Mazón reparte ayudas... pero solo mira a Madrid
Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, ha salido esta semana con un anuncio de 48 millones de euros en ayudas. Entre ellas, un “bono turístico” de 350 euros para que los afectados se vayan de vacaciones. Tal cual.
Mientras tanto, culpa al Gobierno central de no coordinarse y de haber ejecutado solo el 14 % de las ayudas prometidas. Y aunque tenga razón, la gente de los pueblos ya está harta de esta pelea de patio de colegio. Nadie quiere excusas. Lo que se quiere es que la ayuda llegue.
¿Qué ha fallado?
Todo. Ha fallado la previsión, la gestión de la emergencia, la rapidez de respuesta, la coordinación entre administraciones… y lo más importante: ha fallado el respeto por la gente. Porque lo que no puede ser es que en pleno 2025 un pueblo entero quede incomunicado durante días, que los críos estudien entre módulos prefabricados, que autónomos se arruinen por el agua... y que todavía haya políticos diciendo que "vamos por buen camino".
El pueblo sigue esperando… y recordando
Las cámaras ya se han ido. Las portadas ya hablan de otras cosas. Pero en la Comunidad Valenciana hay miles de personas que aún están limpiando, esperando, reconstruyendo… y sobre todo, aguantando. Porque eso es lo que sabe hacer el pueblo: aguantar. Lo que no se sabe hacer, al parecer, es gestionar bien una emergencia.
Y eso es más peligroso que cualquier tormenta.
Fuentes consultadas:
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