Las hélices toroidales se han convertido en la nueva niña bonita del diseño náutico. Desde que el MIT y la empresa Sharrow Marine (por citar las más mediáticas) empezaron a mostrar prototipos con formas cerradas y curvas imposibles, muchos navegantes se frotaron las manos: más eficiencia, menos ruido, menor consumo, más velocidad. Pero… ¿hay pruebas reales de que todo eso sea cierto? ¿O estamos ante un hype más, como tantas veces ocurre en el mundo de la náutica recreativa?
Vamos a mirar de cerca lo que se ha probado —y lo que no— sobre estas hélices futuristas. Sin humo. Sin promesas de catálogo. Solo datos, ensayos y lo que han dicho quienes las han montado.
¿Qué demonios es una hélice toroidal?
Una hélice toroidal no tiene puntas. O al menos, no como las conocíamos. En lugar de palas que sobresalen y terminan en punta (donde se generan turbulencias), las palas están conectadas entre sí formando una figura cerrada, parecida a un toroide o anillo.
La idea básica es que al eliminar los vórtices de punta —esas turbulencias que se forman en los extremos de las palas convencionales— se reduce el ruido, la cavitación y la pérdida de energía. El flujo de agua es más limpio y más directo.
Este tipo de diseño no salió de la nada. Tiene raíces en estudios de dinámica de fluidos aplicados a la aviación y la turbina eólica. Pero ha sido en el mundo náutico donde ha explotado comercialmente.
¿Quién las fabrica y dónde se usan?
La empresa más conocida es Sharrow Marine, que ha patentado su diseño (Sharrow MX y MX3) y lo ha probado en motores fuera borda de alta potencia (Yamaha, Mercury, etc.). Pero hay otros laboratorios y marcas investigando, como el MIT (que desarrolló prototipos experimentales junto a Navatek) y fabricantes europeos en fase de pruebas.
En el ámbito recreativo, las hélices toroidales se han montado sobre todo en:
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Lanchas rápidas con motores fuera borda de más de 200 HP
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Semirrígidas de uso intensivo
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Embarcaciones de pesca deportiva de alto rendimiento
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Yates pequeños que priorizan confort acústico
Todavía no son comunes en veleros ni en barcos de paseo de gama media. Y su precio lo explica.
Pruebas reales: lo que se ha medido en campo
Eficiencia del motor
Las pruebas más citadas provienen de BoatTEST.com, que comparó hélices Sharrow con hélices estándar de aluminio y acero inoxidable de marcas como Yamaha y Mercury.
Resultados en una lancha con Yamaha 300HP:
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A 3.000 RPM, la Sharrow ofrecía hasta un 20% más de velocidad con el mismo consumo.
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En condiciones de crucero (20-25 nudos), el consumo bajó de 9 a 7 litros por milla náutica.
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El planeo se alcanzaba a 2.800 RPM con Sharrow, frente a las 3.100 RPM con hélice convencional.
¿Qué significa eso? Que se necesita menos esfuerzo del motor para mantener el mismo ritmo. No es solo cuestión de velocidad, sino de cuántos litros por milla quemas en cada trayecto.
Ahora bien: estos resultados se dieron en modelos concretos. No significa que cualquier barco vaya a mejorar igual.
Reducción de ruido
Aquí no hay discusión. Todas las pruebas coinciden en que la hélice toroidal reduce claramente el ruido, sobre todo en la franja de 1.500 a 3.000 RPM. El motivo es simple: menos cavitación, menos burbujas de aire explotando, menos estruendo.
Algunos usuarios reportan que la diferencia es tal que pueden mantener una conversación normal a bordo mientras navegan a velocidad de crucero, cosa que antes no podían.
Y no solo es cuestión de comodidad. Menos ruido también significa menos estrés para la fauna marina y más eficiencia: la cavitación es ruido, pero también es pérdida de energía.
Maniobrabilidad y control
Otro punto fuerte. Las hélices toroidales ofrecen empuje más estable a bajas revoluciones, lo que mejora las maniobras lentas: entrar en puerto, atracar, mantener posición con joystick… todo responde con más suavidad.
En pruebas prácticas, se ha comprobado que el barco mantiene mejor la dirección incluso con olas cruzadas moderadas, gracias a ese flujo de agua más uniforme generado por la hélice.
¿Aumenta la velocidad?
Aquí es donde el globo se desinfla un poco. En velocidad punta, las mejoras son mínimas, si las hay. Puede haber 1 o 2 nudos más, dependiendo del caso, pero no es lo más destacable.
El gran cambio está en el “rendimiento útil”: ir a 22 nudos gastando lo que antes gastabas a 18. Eso es lo que marca la diferencia real.
¿Y el consumo de combustible?
Esto es lo más interesante para quienes navegan mucho. Si en crucero puedes mantener 20 nudos con un 15% menos de combustible, eso se traduce en un ahorro considerable a lo largo del año.
Casos reportados:
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Pesca deportiva en Florida: de 140 litros en una salida de 5 horas, pasaron a 115 con la Sharrow.
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Charters en Croacia: el patrón aseguraba un ahorro del 12-15% por trayecto.
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Un particular en Valencia (foro LaTabernaDelPuerto): 150 caballos Suzuki, de 22 a 18 litros/hora a 20 nudos tras el cambio.
¿Dónde están los límites?
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El precio: una hélice Sharrow cuesta entre 3.500 y 5.000 € en Europa. Por ese precio, más de uno cambia medio motor o instala electrónica nueva.
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Compatibilidad: no hay versión universal. Hay que calcular el paso, el diámetro y adaptar el montaje al motor exacto. Y no están disponibles para intrabordas ni colas de baja potencia.
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Curva de aprendizaje: la forma de gobernar cambia. No es radical, pero la respuesta del barco es distinta y hay quien necesita un periodo de adaptación.
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Resistencia a impactos: al ser más caras y tener forma cerrada, un golpe con una piedra o red puede ser más caro que con una hélice estándar.
¿Y si hablamos de sostenibilidad?
Aquí también tienen un punto a favor. Al ser más eficientes, consumen menos combustible. Y al reducir cavitación, disminuyen el daño acústico submarino.
No es la solución definitiva al impacto ambiental de la navegación, pero sí un paso más en la dirección correcta para quienes buscan reducir su huella marina sin renunciar a potencia.
¿Estamos ante una tecnología sobrevalorada?
No lo parece. Ha generado bastante revuelo, sí. Hay mucho vídeo, mucho titular y mucha promesa de futuro brillante. Pero detrás hay diseño, hay pruebas y hay resultados. No es una moda vacía, pero tampoco es una solución milagrosa para todos.
Las hélices toroidales funcionan mejor en situaciones concretas: motores potentes, uso regular, necesidad de eficiencia y silencio. Si usas tu barco cuatro veces al año, o si no te importa el ruido, o si navegas lento, probablemente no notarás gran cambio (más allá del agujero en la cartera).
Pero si haces muchas horas de motor, te importa el consumo y quieres una navegación más suave, puede ser una de las pocas mejoras realmente útiles que puedes hacer sin tocar el motor.
¿Y en el Mediterráneo?
En nuestras aguas todavía se ven pocas. En España se han instalado algunas en embarcaciones de pesca deportiva en la costa andaluza, y hay distribuidores que trabajan bajo pedido. En Baleares y Cataluña hay algo más de movimiento, pero la mayoría sigue usando hélices convencionales afinadas a mano.
Lo que falta, como siempre, es que se hagan estudios públicos y comparativas en nuestras condiciones: temperatura del agua, salinidad, densidad media, tipo de casco, etc.
Conclusión
Depende de cómo uses tu barco. Si haces muchas millas a velocidad de crucero, valoras el silencio a bordo y tienes un motor potente (250 HP o más), podrías sacarle partido. Pero si tu uso es ocasional, en embarcaciones ligeras, o ya tienes una hélice bien ajustada, quizá no veas la diferencia.
Y sobre todo: hasta que no haya más estudios independientes, conviene mantener el escepticismo. No es una estafa, ni mucho menos. Pero tampoco es magia.
Las hélices toroidales no son humo. Funcionan. Mejoran algunas cosas de forma clara y otras de forma puntual. Pero también tienen limitaciones, costes y no son para todos los públicos. Como todo en náutica, hay que valorar el uso que haces de tu barco, no dejarse llevar solo por el diseño o el bombo.
Y si algún día bajan de precio… ahí sí que puede cambiar el juego de verdad.
¿Dónde se pueden conseguir estas hélices en España?
Aunque las hélices toroidales como las de Sharrow Marine todavía no están en tiendas náuticas convencionales, sí se pueden conseguir en España si sabes dónde mirar:
🔹 Distribuidor oficial europeo
Puedes pedirlas directamente en la web de Sharrow:
👉 sharrowmarine.com/order
Rellenas un formulario con los datos de tu motor, tipo de barco y uso habitual. Ellos te calculan la hélice ideal y te mandan presupuesto. Envían a España sin problema, aunque el precio (y los impuestos) pican.
🔹 Talleres y náuticas que las traen por encargo
Algunos distribuidores en zonas con mucho movimiento de motoras grandes ya trabajan con ellas bajo pedido:
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Nautic Center (Cataluña)
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Motonáutica del Sur (Andalucía)
El plazo suele ser de 3 a 6 semanas. Precio: entre 3.000 y 5.000 €, más instalación y ajuste.
🔹 Compra directa desde EE. UU.
Algunos navegantes optan por importar la hélice desde Estados Unidos. Es posible, pero ten en cuenta:
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Deberás pagar IVA y aranceles al recibirla (unos 25–30% extra).
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Si hay problemas con el montaje, te los comes tú.
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El ajuste del paso es delicado: mejor hacerlo con alguien que sepa.
🔹 Ferias náuticas
Otra opción es esperar a ferias como el Salón Náutico de Barcelona o Boot Düsseldorf, donde Sharrow suele tener stand y puedes verlas en directo, preguntar o incluso cerrar pedidos allí mismo.
¿La has probado? ¿Conoces a alguien que sí?
Cuéntalo abajo. ¿Vale lo que cuesta o es solo diseño bonito? Si tienes experiencia real con hélices toroidales, buena o mala, déjala en los comentarios. Aquí no vendemos nada: queremos saber qué tal van de verdad.
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