Escenario principal del Arenal Sound 2025 durante la clausura del festival, con fuegos artificiales rojos iluminando el cielo, miles de asistentes abarrotando el recinto y las pantallas mostrando a una artista en pleno concierto nocturno.

Burriana volvió a rugir. El Arenal Sound celebró su 15º aniversario por todo lo alto del 30 de julio al 3 de agosto, y lo cerró con una jornada final que lo tuvo todo: artistas de primer nivel, reivindicaciones sociales, cifras récord y hasta una aparición inesperada del campeón mundial de UFC, Ilia Topuria.

Mientras unos bailaban en la arena y otros protestaban en redes, el festival volvió a dejar claro que, aunque no guste a todos, ya forma parte del calendario —y del debate— de la ciudad.

Domingo de traca: Bad Gyal, Omar Courtz y un campeón sobre el escenario

La última jornada, celebrada el domingo 3 de agosto, reunió a más de 60.000 personas en el recinto. El broche de oro lo pusieron Bad Gyal, Omar Courtz y Omar Montes en el Heineken Main Stage, pero no estuvieron solos. Por sorpresa, Ilia Topuria subió al escenario durante la actuación de Omar Montes, provocando una ovación instantánea. Fue uno de esos momentos que no estaban en el cartel, pero que hacen historia.

Ilia Topuria sobre el escenario del Arenal Sound 2025 junto a Omar Montes durante la actuación final del festival, rodeados de cámaras y con una bandera de España ondeando al fondo.

Además del trío principal, actuaron artistas como Luck Ra, Gonzy, Juancho Marqués, L-Gante, Henry Méndez, Hey Kid, Figa Flawas, Paula Koops, Serko, Parkineos, Gea, Barce, Casa Pepa, Mercromina Club, Lérica, Chema Rivas, Óscar Nadal, Pablo Escudero y Alenn, en una jornada cargada de pop urbano, reguetón, electrónica y buen rollo.

El mensaje de Bad Gyal y la sombra de Palestina

En medio de su actuación, Bad Gyal detuvo la música y tomó el micrófono. Dio las gracias al público, habló de lo afortunados que eran de poder disfrutar del festival… y luego lanzó un mensaje directo: “Mientras estamos aquí bailando, en Palestina están viviendo una situación inhumana”. El público aplaudió, algunos gritaron consignas, otros se quedaron en silencio. Fue uno de los momentos más comentados del cierre.

Bad Gyal posando en un photocall con fondo azul durante un evento, luciendo un vestido metálico de diseño y su característico peinado liso con melena rubia.

El festival había sido objeto de críticas por parte de colectivos como BDS Castelló y la Plataforma Castelló per Palestina, que exigieron explicaciones por los vínculos del Arenal Sound con el fondo de inversión KKR, señalado por tener negocios relacionados con la industria armamentística israelí. Algunas bandas como La Fúmiga decidieron no participar como forma de protesta.

300.000 asistentes y un impacto millonario

Pese a las polémicas, los números hablaron por sí solos. Según datos oficiales, 300.000 personas pasaron por el festival durante sus cuatro jornadas. Cerca del 20 % de los asistentes diarios (unos 6.000 al día) eran vecinos de Burriana.

El impacto económico también fue notable: más de 8 millones de euros en la ciudad y 12 millones en la Comunitat Valenciana, según un estudio de la UJI. La hostelería, el alquiler vacacional y los comercios del municipio vivieron su agosto particular.

Mejoras en la organización y ningún incidente grave

El Ayuntamiento de Burriana destacó la buena gestión logística del festival. Se habilitaron 20.000 plazas de aparcamiento en zonas como Formolevante, Malvarrosa, Novenes y Carabona. Aunque hubo retenciones puntuales entre las 18:00 y las 21:00 horas, el dispositivo de movilidad funcionó sin sobresaltos.

También se desplegó un servicio de limpieza intensivo desde las 7:00 de la mañana para mantener las playas en condiciones óptimas. El balance oficial habla de cero incidencias graves, un dato importante si se compara con ediciones anteriores más conflictivas.

Pero no todo el mundo aplaude

La Asociación de Vecinos del Puerto no tardó en mostrar su descontento. A través de un comunicado, denunciaron que los problemas habituales —ruido, tráfico, fuegos artificiales y ocupación de espacios públicos— no solo se repitieron, sino que en algunos casos fueron a más. También criticaron la falta de diálogo por parte del consistorio y pidieron a los vecinos que formalicen sus quejas de cara a una posible asamblea.

El debate está servido: ¿es el Arenal un motor económico indispensable o un lastre para la convivencia en verano? Cada agosto se repite la misma pregunta, y cada año parece más difícil responderla con una sola frase.

¿Y ahora qué?

Para los organizadores, el festival ha sido un éxito rotundo. Para el Ayuntamiento, una muestra de que es posible compatibilizar turismo, cultura y convivencia. Para algunos vecinos, una molestia que no compensa.

Lo que está claro es que el Arenal Sound 2025 ha cerrado su edición con fuerza: una clausura con mensaje político, una figura del deporte en el escenario y una ciudad llena hasta los topes. Habrá que ver cómo se plantea la edición de 2026… y si alguien se atreve a cambiar las reglas del juego.


¿Has vivido esta edición del Arenal? ¿Te parece que el impacto compensa las molestias? Cuéntalo en los comentarios y abrimos debate.


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